Trauma y adopción | La historia de Juan
TRAUMA Y ADOPCIÓN
Juan vivió situaciones de violencia familiar antes de ser adoptado, durante los cinco primeros años de su vida.
Al principio, cuando llegó a su familia adoptiva, explicaba lo bonita que era la cocina de su familia biológica, la bicicleta que tenía entonces, decía que se portaban bien con él y que núnca le pegaban. Un día mientras Andrés, su padre adoptivo, le estaba ayudando a lavarse la cabeza en la ducha, al caerle jabón en los ojos, Juan se puso muy nervioso, y empezó llorar poniendo los brazos en su cabeza diciendo: “Yo no hice nada, no hice nada, no me hagas daño”
Las personas que han sufrido situaciones traumáticas reaccionan a los estímulos ambientales de forma conectada con sus experiencias pasadas, en la mayoría de las ocasiones sin saberlo, no son conscientes de ello, la persona actúa de manera impulsiva, con respuestas emocionales intensas y desconectadas de la situación real.
Juan había interpretado la información de forma desorganizada y por tanto de forma poco ajustada a la realidad de lo que estaba sucediendo, esto produjo que emitiera una respuesta sobredimensionada a un estímulo aparentemente inocuo, sin embargo, estaba emitiendo una respuesta de supervivencia y adaptada a su experiencia de vida pasada.
Andrés entendió rápidamente parte de lo que estaba sucediendo, su reacción cariñosa y comprensiva, resultó ser de gran ayuda para Juan.
El desarrollo del cerebro se produce de manera secuencial y jerárquica. El desarrollo se da de abajo a arriba, desde el tallo cerebral hacia la corteza frontal y de adentro hacia afuera, desde la zona límbica a la corteza. Veamos las funciones de estas áreas siguiendo a Perry:
• El tallo cerebral, es la región evolutivamente más antigua, y la primera en madurar. Su trabajo consiste en regular funciones básicas y necesarias para vivir, como la temperatura corporal, el ritmo cardíaco, la presión sanguínea, la respiración o ciertos reflejos. Es la región que se suele conocer como cerebro reptil.
• La región que se desarrolla a continuación en la línea evolutiva es el cerebro límbico o cerebro emocional. Encargado de cumplir un rol fundamental en la supervivencia y en la auto preservación. Se encargan de aportar significado emocional a las experiencias y al centro neurálgico de nuestro sistema de memoria.
• La región evolutivamente más nueva y joven es la neocorteza cerebral o neocórtex, también conocida como cerebro pensante, es el área donde tiene lugar la planificación, el razonamiento y en la que se lleva a cabo el procesamiento cognitivo de la información.
Las tres regiones trabajan de manera interconectada, facilitando el procesamiento y la integración de la experiencia en sus múltiples componentes: sensorial/corporal, emocional y cognitivo. Un hecho, produce un efecto emocional y físico, un pensamiento y una reacción conductual. Esta relación causa efecto, para los niños altamente traumatizados es difícil de coordinar de forma equilibrada.
Cuando el ser humano es sometido a una exposición continuada de situaciones de peligro: cuerpo y mente se preparan para recibir el peligro en cualquier momento, sobredimensionando hasta el más pequeño estímulo, provocando que el umbral de reactividad se modifique, haciéndose cada vez menor. Cuando esta exposición se da de forma repetida en etapas críticas del desarrollo, tiene el poder de afectar al cerebro. Las personas traumatizadas, suelen oscilar entre patrones de hiperactivación y de hipoactivación, el rango en el cual las emociones pueden ser procesados adecuadamente, está muy restringida, y esto produce una mayor susceptibilidad a la desregulación emocional, que puede ser hiper o hipo. Ello interfiere en la adecuada integración de la información. En la zona de hiperactivación hay una inundación emocional y el procesamiento a nivel cognitivo es desorganizado. Es como si hubiera un exceso de información sin posibilidad de filtrar y discriminar lo relevante de lo que no lo es, mientras que en la zona de hipo activación a nivel emocional, nos encontramos con un entumecimiento o distanciamiento de las emociones, y el procesamiento cognitivo también es desorganizado, porque la información que ingresa es pobre.
Según Perry, solo en estado de calma o alerta estaremos usando el máximo de nuestra capacidad cerebral para integrar la información de experiencias, este no es el estado mental en el que se encuentran los niños expuestos a una traumatización severa, aun cuando la fuente de la traumatización ha cesado, sus cerebros continúan funcionando en modo supervivencia.
El caso de Juan, es un ejemplo muy claro, pero existen manifestaciones mucho más sutiles y difíciles de interpretar que pueden dar lugar a graves errores de interpretación.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA: ROMPECABEZAS (Sandra Baitas, Buenos Aires 2015)
La chaqueta, hecha un lío tirada en la cama, la mochila de patinar, en el suelo, los zapatos, desperdigados por el recibidor, los juguetes en la cama, en la sala y hasta en la cocina. ¡Ordena tus cosas! – dice su padre enfadado- ¡Todo esto, fuera de aquí! A cada paso se tropieza uno con algo tuyo. Por si no tuviera ya bastante trabajo. Este desorden no se puede aguantar. ¿Cuántas veces hay que decírtelo? ¡A ver si me haces caso!
Lucía no entiende porque se enfada su padre, recoger las cosas le parece una tontería y una pérdida de tiempo. ¿Para qué voy a recoger las cosas si después tengo que volver a sacarlas? ¡Que lata! Piensa con impaciencia.
No tengo ganas de ordenar esto. Hay cosas más importantes que hacer.
Cuando su padre ya no puede más es él quien recoge los juguetes.