¡Bienvenido/a a Entendiéndonos!
Me dedico a la familia, la infancia, la adolescencia y la juventud. Centrándome en la atención de problemas emocionales y adaptativos en relación a el particular momento evolutivo y el contexto social en el que vive la persona.
Todo ello, desde una orientación teórica psicodinámica, conectando con los sentimientos de las personas y con sus propios recursos.
Trabajando de manera presencial aunque pudiendo ser combinada con sesiones online.
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No nacimos siendo padres, aprender a serlo forma parte de nuestra experiencia de vida.
Entendiéndonos es un espacio en el que hablamos de problemas comunes -y no tan comunes- que surgen durante la educación de nuestros hijos. Sabemos que ser padre no es algo sencillo, tomar decisiones en la educación de nuestros hijos puede volverse complicado.
Además, el simple hecho de ser padre puede suponer momentos increíbles a la vez que momentos frustrantes, donde nos encontramos solos, incomprendidos y perdidos.
Entendiéndonos tiene la intención de contribuir y acompañaros en vuestra vida como padres.
Andrea revuelve la comida en el plato. Una bola que se pasa de un carrillo a otro.
Su madre: - ¡Pero come ya! Andrea - ¡no tengo hambre!, La madre: - Lo que se saca a la mesa se tiene que comer. Andrea: - No puedo más La madre: - ¿Es que voy a tener que dártelo como si fueras un bebé? Vamos, un bocado por mama…. ¡Anda, traga ya! Andrea: ¡No puedo, no puedo! Solloza y se va corriendo a su cuarto
Hace ahora un año que empezó el coronavirus y la percepción de las cosas ha ido cambiando, en cada familia se han vivido circunstancias distintas, y dentro de cada familia, cada uno las ha percibido a su manera, entender, respetar, comunicarse, comprender, escuchar, apoyarse mutuamente permitiendo compartir emociones y darles significado, hablar a los niños desde el ejemplo, pedirles opinión, fomenta su autoestima y su autonomía. Los niños a veces solo necesitan sentirse escuchados. La pandemia ha puesto a prueba nuestras capacidades como personas, como familia y como padres.
Nunca se habían observado tantos problemas de salud mental como los que parecen tener lugar en la actualidad en el ámbito de la juventud. ¿Qué les pasa a los jóvenes? Sus emociones surgen y se muestran de forma intensa y alocada, se aburren, se angustian y traspasan su malestar al cuerpo, parecen sufrir sin sentido como nunca había ocurrido en otras generaciones, todo ello aparece desconectado de las palabras y de los hechos.
Juan vivió situaciones de violencia familiar antes de ser adoptado y durante los cinco primeros años de su vida.
Al principio, cuando llegó a su familia adoptiva, explicaba lo bonita que era la cocina de su familia biológica, la preciosa bicicleta que tenía, entonces y decía que le trataban muy bien y que nunca le pegaban. Un día mientras, Andrés, su padre adoptivo le estaba ayudando a lavarse la cabeza en la ducha, al caerle jabón en los ojos, Juan se puso muy nervioso, y empezó llorar poniendo los brazos en su cabeza diciendo: “Yo no hice nada, no hice nada, no me hagas daño”
Cada niño o niña tiene unas actitudes, manifestaciones o conductas, que están conectadas con su propia personalidad, habrá niños o niñas más o menos capaces de expresar lo que perciben piensan y sienten, en cualquier caso, como adultos deberemos estar atentos a que están tratando de transmitir o expresar, deberemos pensar si sus necesidades están bien cubiertas, o ¡que pasa!, algo está sucediendo que no entendemos….
El niño pasa muchas horas de su vida en el entorno escolar, en él surgen gran variedad de vivencias y experiencias que tienen por objetivo su aprendizaje y socialización, por lo tanto, cuando un niño tiene dificultades es desde la propia escuela desde donde se va a prestar la mejor ayuda. La escuela tiene una gran responsabilidad ante las dificultades escolares de los alumnos, y es ella quien debe acoger y no excluir a los niños cuando éstos presentan necesidades específicas, sean del tipo que sea. La escuela debe ser el marco fundamental desde donde se lleve a cabo el tratamiento, psicopedagógico a realizar, ya que para que el niño con una necesidad específica alcance los objetivos escolares, se debe planificar una intervención adaptada a sus necesidades.
Si algo impacta al adentrarse en el estudio de la especie humana es su propia complejidad y las extraordinarias condiciones en que nos desarrollamos, además de la curiosa individualidad, que nos caracteriza, entre millones de individuos, ninguno somos igual a otro, sin embargo, para la supervivencia, se necesitan unas condiciones básicas, todo niño tiene una serie de derechos referidos a la satisfacción de sus necesidades fundamentales que deben ser consideradas universales, se trata de poner el acento en qué necesitan los niños.
Los niños tienen necesidades fisiológicas, pero también, mentales, emocionales, sociales, somos seres de CONTACTO Y VINCULACIÓN y de participación y autonomía
La labor del psicoterapeuta consiste en comprender que ésta sucediendo, escuchar, estudiar y observar, hilar fino, no solo entendiendo lo que pasa en la familia, sino captando y profundizando en cómo el niño lo vive y lo entiende. Tiene que ayudar a la familia a pensar, e interpretar lo que ocurre, respetando, el ritmo de las personas para entenderlo. Sin sobrepasar la capacidad de las mismas para responder a las circunstancias y siempre desde la consideración de que cada ser humano es peculiar, único e irrepetible.
Mario estuvo viviendo ocho meses en una familia de acogida, (Marina, Juan y sus dos hijos Pedro y Alberto), hasta que sus padres adoptivos, Lucía y Andrés fueron a buscarlo.
En una de las visitas que Mario me hizo, tenía cuatro años, llevaba ya un año conviviendo con sus padres adoptivos; entró en la sala de juegos, contento y parlanchín, observándolo todo con gran curiosidad. Le mostré una gran caja llena de muñecos. Le dije que podía jugar como más le gustase.
La chaqueta, hecha un lío tirada en la cama, la mochila de patinar, en el suelo, los zapatos, desperdigados por el recibidor, los juguetes en la cama, en la sala y hasta en la cocina. ¡Ordena tus cosas! – dice su padre enfadado- ¡Todo esto, fuera de aquí! A cada paso se tropieza uno con algo tuyo. Por si no tuviera ya bastante trabajo. Este desorden no se puede aguantar. ¿Cuántas veces hay que decírtelo? ¡A ver si me haces caso!
Lucía no entiende porque se enfada su padre, recoger las cosas le parece una tontería y una pérdida de tiempo. ¿Para qué voy a recoger las cosas si después tengo que volver a sacarlas? ¡Que lata! Piensa con impaciencia.
No tengo ganas de ordenar esto. Hay cosas más importantes que hacer.
Cuando su padre ya no puede más es él quien recoge los juguetes.