SOMOS PADRES, NO HEROES
La experiencia de ser padre, supone siempre, un gran cambio en la vida de las personas.
Nunca es como lo habíamos pensado; de repente, hay un bebé que depende de nosotros, y para ello nadie está lo suficientemente preparado, no hay unas prácticas que nos enseñen a “ser padre”. Nada de lo que hemos experimentado hasta el momento se parece a “ser padre”.
Es un intercambio muy íntimo en el que poco a poco iremos conociendo a nuestro hijo, interpretando las señales que emite. A través de un intercambio continuo y repetido, una comunicación donde, el bebé, irá comprendiendo que es alguien distinto de los que le rodean, irá colocando primero las imágenes de las personas más importantes de su vida (sus padres, hermanos, abuelos, tíos ……), además de los objetos y vivencias más cotidianas e irá asimilando un mundo en el que se hará posible su crecimiento y desarrollo.
Con el tiempo y la experiencia aprenderá a desplazarse gateando, a andar, a comunicarse mediante el lenguaje, en definitiva,a entender el mundo, todo ello con una curiosidad desbordante, pero siempre, desde la seguridad de nuestra cercanía.
Aprenderá a relacionarse, a entender que uno no lo es todo en la vida, a comprender que no se puede tener todo, y a conformarse, fundamental para la convivencia.
Poco a poco y, según vaya creciendo irá separándose y diferenciándose de nosotros, siendo cada vez más autónomo e independiente. Estaremos allí para verlo y acompañarle hasta que ya no nos necesite.
Toda una aventura en la que nuestro papel como padres es fundamental.
Nuestros hijos nos sitúan frente al mundo de una forma concreta, y variada, según las circunstancias, y no siempre será positiva, lo que nos cuenten de nuestros niños, tocará en lo más profundo de nuestro corazón y quedará reflejado en nuestra estima personal.
Es una experiencia emocional tan intensa, que yo diría, ocupa todos los estados emocionales posibles.
Generación tras generación, en nuestro interior, crece el impulso y el deseo de ser padres en algún momento de nuestra vida.
Nunca se habían observado tantos problemas de salud mental como los que parecen tener lugar en la actualidad en el ámbito de la juventud. ¿Qué les pasa a los jóvenes? Sus emociones surgen y se muestran de forma intensa y alocada, se aburren, se angustian y traspasan su malestar al cuerpo, parecen sufrir sin sentido como nunca había ocurrido en otras generaciones, todo ello aparece desconectado de las palabras y de los hechos.